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Winston Churchill



En vísperas de las elecciones, los temas relacionados con la política cobran mucha importancia y qué mejor que dedicar este espacio a un personaje que es considerado por muchos, el mejor líder político del siglo XX. Me refiero al célebre británico Sir Winston Leonard Spencer Churchill, nacido el 30 de noviembre de 1874 y fallecido el 24 de junio de 1965.
Se le reconoce principalmente por haber sido el Primer Ministro de Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial. Y no sólo fue político, sino también escritor. Desde el año 1898, escribió incansablemente casi cuarenta obras y fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1953. 
Entre sus obras se incluye una autobiografía y libros diversos en los que plasma su experiencia en política, guerra, discursos, periodismo, viajes y más de su pensamiento y concepción del mundo. Sangre, sudor y lágrimas por ejemplo, es una recopilación de sus discursos desde 1938 hasta 1941. En el más memorable de estos discursos, después de su nombramiento como primer ministro el 13 de mayo de 1940, su frase “no tengo nada que ofrecer sino sangre, sudor y lágrimas” no sólo dio origen al título de esta recopilación, sino que posicionó a Churchill desde un inicio como un personaje de carácter fuerte y persistente, dispuesto a asumir su tarea con resolución y esperanza, hasta llegar a la victoria sin importar las consecuencias. Él estaba convencido que el valor y la lucha pueden llevar a la victoria final.
Su energía no había sido experimentada antes en la política británica. Sus palabras motivaban al pueblo, procuraba unir a todos en un propósito común y los inspiraba para enfrentar cualquier desafío. El escritor y político británico Roy Jenkins, escribió una biografía de Churchill a manera de crónica, que resulta muy completa y detallada, y mucho de lo que él relató, fue retomado por el escritor español Mario Escobar en su ensayo Winston Churchill: Su liderazgo, en el cual resalta en Churchill, las cualidades de constancia, perseverancia, capacidad de comunicación, seguridad en sí mismo y fuerza para no rendirse, entre muchas otras. Ejemplificó el liderazgo en cada una de las acciones del Primer Ministro, quien amaba el conocimiento mediante la lectura, era fiel a sus convicciones, capaz de adaptarse a situaciones adversas, gran negociador, sacaba de sus colaboradores lo mejor de ellos mismos, dejaba de lado todo esfuerzo inútil y poseía una destreza para analizar los problemas, transformarlos en oportunidades y pensar en soluciones alternativas. Solía remediar los momentos de depresión con la acción y se encontraba abierto al cambio. Estuvo dispuesto a pulir las áreas que frenaban su crecimiento y a limar las diferencias con sus colaboradores.
Su principal herramienta era la palabra. Se le consideraba muy minucioso y disciplinado para sus discursos y tenía la capacidad de emocionar y enardecer al público. Sus discursos por radiotelefonía durante la Segunda Guerra Mundial, hicieron un papel importante en Gran Bretaña.
Por otro lado, fue empático con los británicos más desfavorecidos, de quienes mejoró sus condiciones laborales y sociales. Esto último fue gracias a la amistad tan cercana que tuvo con su niñera, quien lo introdujo a la realidad y al sufrimiento de las clases trabajadoras. Su padres estuvieron muy alejados de él durante su infancia, ya que su padre era político y su madre se la vivía ocupada en fiestas y otras actividades. A diferencia de ellos, Churchill fue un padre cariñoso y participó activamente en la educación de sus hijos: Randolph, Diana, Sarah y Mary.
Como una gran lección, aprendió con el tiempo que era muy difícil mantener relaciones sólidas de amistad en política. Su esposa Clementine fue su más fiel consejera y la única persona que no le falló y a la que estuvo unido toda su vida. 
Finalmente, la lectura sobre personajes destacados como Winston Churchill, resulta muy enriquecedora para temas como historia, política, liderazgo y crecimiento personal. No cabe duda que fue un personaje admirable y un modelo a seguir.
“El coraje es apreciado correctamente como la primera de las cualidades humanas…porque es la cualidad que garantiza todas las demás”.
Winston Churchill
Este texto de mi autoría también fue publicado en: 

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