El Día del Niño suele ser un motivo más para recordar momentos de la infancia y reflexionar sobre esta etapa. Recordar todo lo que uno podía o no podía hacer, a lo que le daba importancia y a lo que no, las cosas chistosas y lo que podrías extrañar.
Aquí 25 puntos:
- Cuando sacar buenas calificaciones parecía ser tu única obligación.
- Cuando una amiga se enojaba contigo y te decía "córtalas" y se te hace un nudo en la garganta, ya que te aplicaba "la ley del hielo". Sin embargo, antes del recreo se acercaba, aclaraba todo y decía "pégalas".
- Cuando esperabas que no te regañaran tanto si hiciste alguna travesura o mejor aún, que ni siquiera se dieran cuenta.
- Cuando jugabas "las traes", "pastel partido" o "encantados" y era de los únicos momentos en los que convivías con el sexo opuesto.
- Cuando la toma de decisiones se reducía a escoger los juguetes que le pedirás a Los Reyes o al regalo que elegirías de cumpleaños.
- Cuando en casa, tu única obligación era estudiar, hacer tareas escolares, recoger tu cuarto, y que en este último podría haber flexibilidad.
- Cuando era importante simpatizar con la maestra, al menos durante el ciclo escolar, ya sea que fueras la consentida, o mínimo evitar que te castigara o te llevara a la tan temida "Dirección".
- Cuando sabías que los viernes podrías asistir a la escuela con la ropa que quisieras y que a la hora de la salida podrías invitar a tus amigas a comer a tu casa o ellas a la suya y jugar hasta máximo las nueve de la noche.
- Cuando sabías que tenías uno o dos recreos reglamentarios entre clases, en los cuales comías, jugabas o platicabas con tus amigos.
- Cuando había problemas y tú sólo esperabas a que los adultos los resolvieran.
- Cuando a tu mejor amiga le compraran cierto juguete y si tú no tenías el mismo, lo compartiera contigo.
- Cuando tu única preocupación económica era ahorrar tus "domingos" y pensar minuciosamente en qué utilizarlos.
- Cuando lo único que esperabas de un restaurante, era que tuviera juegos.
- Cuando te agobiaban los problemas de los adultos, pero al no poder resolver nada, ibas a jugar y se te olvidaba.
- Cuando un diente de leche se te cae y se te olvida el dolor cuando recibes tu recompensa una vez que se lo dejaste al ratón.
- Cuando en lugares públicos podías gritar "verdades" como "mira, ese señor está pelón" y que la gente te justificara porque eras niño o niña y que aun así no te salvaras de que tu madre te callara al considerarlo inapropiado.
- Cuando no te importaban los convencionalismos sociales y si te daba sueño en una fiesta, bastaba con juntar dos sillas y acomodarte para dormir.
- Cuando te ganaba el sueño en el coche, y que podían bajarte cargando y llevarte hasta tu cama.
- Cuando faltabas a la escuela por cualquier razón y que un justificante médico lo arreglara todo.
- Cuando ibas a los bautizos y esperabas el momento en el que lanzaban el "bolo".
- Cuando ibas a fiestas infantiles y esperabas con ansias el momento de la piñata.
- Cuando jugabas a ser grande y jugabas "a la comidita" o con los nenucos, sin saber las diferencias de dichos juegos con el mundo real.
- Cuando tu momento triste de los viernes, era separarte de tu amigo o amiga cuando llegaran por él a tu casa o viceversa, y que tuvieran que dejar de platicar o jugar.
- Cuando llegabas a tiempo a tu casa para ver tu caricatura favorita.
- Cuando podías divertirte fácilmente, tan sólo con llevar un muñeco o una pelota y ponerte a jugar sin que el entorno te importara.
Ventajas, desventajas. Mucho que aprender de esta etapa y sobre todo conservar el niño que todos llevamos dentro, pese a que multipliquen las obligaciones, responsabilidades, darnos instantes para hacer lo que realmente disfrutamos, y jugar y divertirnos como lo solíamos hacer en la infancia. El ciclo es otro, pero el espíritu permanece.
¡Feliz Día del Niño!
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