Este libro lo recibí de obsequio hace varios años y no fue sino hasta este momento que decidí leerlo. Se trata de la autobiografía de Elisabeth, una suiza, determinante desde pequeña a tomar las propias decisiones sobre su vida, independientemente de lo que su familia esperara de ella. Siempre fue muy aventurera y relata sus peripecias desde que salió de casa para estudiar medicina. "Las casualidades no existen; todo lo que nos ocurre en la vida es por un motivo positivo", era una de sus premisas, y se cumplió, por ejemplo, en momentos cuando conoció a su esposo o cuando, en primera instancia, quería especializarse en Pediatría y la vida la fue llevando a decidirse por Psiquiatría. Sin embargo, ella buscaba ejercer su profesión de una manera más humana, no solamente dedicándose a recetar y administrar medicamentos, sino el hecho de explorar más allá de lo que tiene el paciente, escuchándolo, manteniendo un diálogo con él, reuniéndolo con sus familiares, fue lo que poco a poco fue obteniendo resultados. Aprendió a ayudar a las personas a morir tranquilamente, resolver sus asuntos inconclusos, liberándose de la rabia y amargura experimentadas en sus vidas, para que aprendieran a vivir de una manera que las preparaba para morir a cualquier edad.
Aunque parezca encantador lo que ella hacía, desafortunamente, hubo gente que estuvo en contra porque lo que hacía no iba acorde con sus intereses, de los hospitales, entre otros factores. Uno de sus retos más grandes, fue su centro de curación para ayudar a enfermos de SIDA, en la década de los 80, una época en la que los infectados de SIDA sufrían una discriminación fatal y un odio enfermizo, porque creían que era una maldición y contagiaban la enfermedad solamente con verlos y convivir con ellos, entre otras barbaridades, y por lo tanto, satanizaban la labor de Elisabeth, e incluso cometían actos vandálicos con tal de impedirle hacer su trabajo. "Hago lo que me parece correcto, no lo que se espera de mí", era lo que sostenía, pese a que le hicieran la vida de cuadritos y aunque se tratara de ayudar a otros.
Es un libro muy completo, donde la autora transmite sus sentimientos, emociones, en su entorno personal, familiar, profesional, espiritual y está repleto de enseñanzas valiosas, de la celebración de la vida, considerando que en ocasiones, no obtenemos lo que deseamos, pero sí lo que necesitamos.
La rueda de la vida, dividida en cuatro partes: "El ratón" (infancia), "El oso" (edad madura, primeros años), "El búfalo" (edad madura, últimos años) y finalmente, "El águila" (años finales), es una autobiografía maravillosa y conmovedora, de una gran mujer que luchó a capa y espada por ayudar a las personas a llevar una vida más tranquila y apacible, independientemente de su condición o estado de salud. Una lectura altamente recomendable.
Termino con un fragmento fascinante de esta lectura:
Vive de tal forma que al mirar hacia atrás no lamentes haber desperdiciado la existencia.
Vive de tal forma que no lamentes las cosas que has hecho ni desees haber actuado de otra manera.
Vive con sinceridad y plenamente. Vive.
Elisabeth Kübler-Ross
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