Había una vez un escritor y aviador francés llamado Antoine de Saint Exupéry, quien nació en la ciudad de Lyon en 1900 y murió en 1944 cuando se estrelló el avión que piloteaba. Sin embargo, hace casi setenta años en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, nos dejó un legado muy valioso en la literatura: El Principito.
Esta
es quizás su obra más famosa y ha trascendido a generaciones al ser un cuento
fascinante para chicos y grandes, en el que transmite enseñanzas y reflexiones
para la vida diaria.
Precisamente
un aviador es el narrador de esta historia, al recordar su infancia en la que
los adultos no lo comprendían, no sabían interpretar correctamente los dibujos
que él hacía y lo desalentaban continuamente. Es por eso que al convertirse en
adulto, decide alejarse de ellos y realizar viajes largos en su avión. La
travesía comienza cuando el avión que piloteaba se descompone, aterriza de emergencia
en el desierto del Sahara y conoce a “el principito”. Este tierno personaje
proveniente del pequeño asteroide B 612, le pide en primera instancia al
aviador que dibuje un cordero y lo cuestiona sobre la naturaleza y el mundo,
trayendo consigo temas a debatir.
Después
el aviador es testigo de los viajes del principito hacia siete planetas
(incluyendo la Tierra), en los cuales conoce a personajes diversos: un rey, un
vanidoso, un bebedor, un hombre de negocios, un farolero y un geógrafo. A cada uno
le hace múltiples preguntas acerca de su papel en el mundo y queda
desconcertado con sus respuestas y sus maneras de apreciar la vida. Hay incluso
detalles a los que no les encuentra sentido y otros con los que queda admirado.
La
Tierra es el último planeta al que arriba y ahí se encuentra con un zorrito que
le enseña el valor de la amistad y la reconocida frase “Sólo podemos ver bien
con el corazón. Lo esencial es invisible para los ojos”. A partir de ese
encuentro, el principito comienza a poner en práctica esa frase en todo su
recorrido.
El
principito remite a niños inocentes en la edad de los porqués y de los
múltiples cuestionamientos acerca de la vida y de los pequeños detalles que en
ocasiones los adultos no ponen atención ni valoran por estar muy ocupados
en otras tareas.
En
una de las páginas finales del cuento, el principito y el aviador comparten sus
reflexiones. Ciertas conclusiones del principito me parecieron muy apegadas a
la realidad: “Las personas tienen estrellas que no son las mismas. Para
aquéllos que viajan, las estrellas son las guías. Para otros, no son más que
pequeñas luces. Para otros, que son científicos, significan problemas. Para el
hombre de negocios significan dinero”. Definitivamente, cada ser humano puede
ver la vida de distintas maneras y tener cada uno su enfoque e interpretación. Esto
se ejemplifica claramente con cada uno de los personajes con los que se topa el
principito en todo su trayecto.
Al
final, El Principito provoca en el
lector una serie de reflexiones en muchos aspectos, principalmente en encontrar
un sentido a la vida, entender las diferentes interpretaciones, así como comprender y
valorar la naturaleza. Realmente es un cuento que brinda mucho aprendizaje y al
que vale la pena leer y analizar a profundidad.
“Haz
de tu vida un sueño y de tu sueño una realidad”
Antoine de Saint-Exupéry
Este texto de mi autoría también fue publicado en: http://poderedomex.com/notas.asp?id=75307
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