Tigre Blanco (White Tiger, 2020) es una película producida por Netflix, estrenada reciéntemente en la plataforma, que cuenta la historia de Balram (Adarsh Gourav), un joven nacido en pobreza extrema (India de la oscuridad), quien harto de la situación en la que viven él y su familia, decide probar suerte buscando trabajo con una familia adinerada (India de la luz).
La película está basada en la novela de Aravind Adiga. Balram, el protagonista, es quien va narrando la historia en primera persona, así que transmite sus pensamientos, sensaciones y fantasías de manera muy cercana e ingeniosa. Cada personaje también va mostrando su universo con sus acciones: por un lado, dos miembros de la familia millonaria, quienes tratan de forma cruel y despectiva a sus empleados, ya sea por su casta o por su religión (cualquier parecido con la realidad en otros países, es mera coincidencia); por otro lado, Ashok (Rajkummar Rao) ha vivido en Estados Unidos y tiene otra manera de pensar, aunque puede cambiar dependiendo de las personas con quienes conviva en ese momento: él, como muchos, se ha privado de la libertad de elegir y se ha enfocado solamente en lo que los padres esperan de ellos, incluyendo los matrimonios arreglados, un aspecto muy común en la sociedad india.
Quedarse en el país significa seguir las tradiciones, al migrar pudieran modificarlas y tener otra perspectiva, como en el caso de Pinky (Priyanka
Chopra), que el hecho de estudiar en Estados Unidos y seguir el "sueño
americano" influyó en sus valores e incluso cuestionó su crianza.
Balram (Adarsh Gourav) es otra historia. Él va tomando nota de todo lo que va aprendiendo de cada experiencia, de ejemplos a seguir y a no seguir, y evita dejarse manipular por problemas que no son exclusivos de ciertas personas (alguna vez uno de los personajes le dice "Tengo familia", a lo que él responde "Como todos", haciendo referencia a que todos mereceríamos de algún modo esa compasión o esa consideración, y no solamente unos cuantos). Al final y aunque pueda sonar trillado, cada uno es arquitecto de su propio destino y va cosechando lo que va sembrando.
A diferencia de otras películas indias que duran más de tres horas y con varios números musicales y de baile entre los personajes, esta ya está más "americanizada", dura solamente dos horas y sin escenas musicales. Al final, es un drama entretenido, costumbrista, de protesta social, que vale la pena ver para analizar a los personajes y conocer más de la sociedad india.
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