Hace unos años se estrenó en el
cine una conmovedora película llamada Un niño con pijama de rayas. La
historia se lleva a cabo durante la Segunda Guerra Mundial en un campo de
concentración. Bruno, el protagonista, es hijo del encargado de ese lugar y por
azares del destino conoce a un niño judío de su edad. Éste se encuentra del
otro lado de la reja del campo. Bruno no entiende la razón y aun así va a platicar
con él, le lleva comida y juegan. Al final, él se da cuenta que los separa algo
más que una barrera física, aunque forman un lazo de amistad tan estrecho que
decide estar con su amigo en las buenas y en las malas.
Definitivamente los
acontecimientos de este libro son impactantes y brindan una muestra más de la
crueldad que hubo durante el Holocausto. Además, desde el punto de vista de un
niño, resulta todavía más doloroso. Las barbaridades que vivieron son
inconcebibles.
En fin, esta película fue una
adaptación de la novela homónima de John Boyne, un escritor irlandés, quien
escribió otra novela llamada El Increíble Caso de Barnaby Brocket. Barnaby era
un niño proveniente de una familia común y corriente. Sin embargo, él nació con
la particularidad de desafiar las leyes de la gravedad y por ende, vivir
flotando todo el tiempo. Como era de esperarse, a este singular pequeño le
cuesta demasiado trabajo hacer amistades y sobre todo ser aceptado por su misma
familia. Él hace todo el esfuerzo posible por dejar de flotar y complacer a los
de su alrededor, sin conseguirlo. Y por supuesto, la familia Brocket no sólo
era el objeto de atención del vecindario donde vivían, sino también de los
medios de comunicación. Su madre, harta de la situación, lo corre de la casa. Imaginarse
esta escena provoca mucho coraje en el lector, sobre todo al saber que muchos
niños son abandonados y/o maltratados por sus progenitores. Unos van a parar a
albergues, hospitales y otros no siempre corren esa suerte. En este caso
ficticio, el pequeño Barnaby, desconsolado, emprende un viaje muy lejos realizando
un recorrido alrededor del mundo, e incluso el espacio es uno de sus destinos. Durante
su travesía, conoce a personajes extraordinarios, también con diversas
peculiaridades. Ellos se convierten en sus amigos y finalmente se siente
aceptado y feliz.
Esta tierna historia me hace
recordar al cuento clásico de “El Patito Feo” de Hans Christian Andersen, en el
que un patito era rechazado por su familia, al ser diferente de los demás. El
pequeño animalito andaba desconsolado por la vida y sin comprender el motivo
del rechazo. Al final, se encuentra con una familia de cisnes que lo acogen y
es entonces cuando se percata de que no era un pato, sino un hermoso
cisne. En conclusión, es la misma
premisa que el libro de John Boyne “Nada puede hacerte más feliz que siendo tú
mismo” y tarde o temprano encontrarás a quienes acepten tal y cómo eres. Ambas
historias son hermosas y dejan muchos puntos qué reflexionar.
Este texto de mi autoría también fue publicado en:
http://poderedomex.com/notas.asp?id=88557
Este texto de mi autoría también fue publicado en:
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