Este libro es un clásico y durante estos tiempos de confinamiento, me di la oportunidad de leerlo. Está narrado en primera persona por Viktor Frankl, un psiquiatra austriaco judío que sobrevivió a los campos de concentración. Lo interesante es, que no solamente se limita a un relato autobiográfico del sufrimiento allá adentro, sino también como un análisis psiquiátrico exhaustivo que ayuda a entender cada fase por la que pasan los presos, los guardias y sus reacciones ante las crisis y diversas circunstancias al interior del campo de concentración.
Gracias a esta experiencia, Frankl propone el modelo de la logoterapia, que, tal como indica el libro, mira más bien al futuro, es decir, a los cometidos y sentidos que el paciente tiene que realizar en el futuro. Se refiere a enfrentar el sentido de su propia vida. Se centra en el significado de la existencia, humana, así como en la búsqueda de dicho sentido por parte el hombre.
El autor aborda conceptos relevantes que ayudan a aprender más acerca de esta variante de la psicoterapia, resaltando que "lo que importa no es el sentido de la vida en términos generales, sino el significado concreto de la vida de cada individuo en un tiempo dado", y que su sufrimiento tenga algún sentido, en este caso, de los que vivían en el campo de concentración; en otros casos, los que tuvieran que enfrentar un tratamiento para combatir una enfermedad o cualquier otro tipo de sacrificio que los motive para alcanzar un objetivo que le dé sentido a su vida. Es por eso que el sentido de la vida difiere de un hombre a otro y hay quienes lo mantienen, pese a la dificultad de las circunstancias y toman actitudes determinadas y otros, que prefieren dejarse vencer.
Vale la pena adentrarse en este relato autobiográfico, que además, es ameno, se lee rápido y envuelve al lector en cada una de sus páginas.
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