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Yo tengo muchas cosas que hablar con él, pero no sé que vaya a pensar. Ojalá que me escuchara, que se acercara. Cuando lo veo, parece que me transportase a otro planeta. Me encanta su forma de ser, su forma de hablar, pero sobretodo su manera de pensar. Tardé mucho en encontrarlo, espero que nunca se aleje. Yo sólo sé que junto a él estoy muy contenta, su cuerpo me seduce, me provoca en la mente toda clase de locuras que al anotarlas, me da pena enseñártelas, por eso mejor me las guardo. Él es luz, es amor, es respeto, es lealtad, es deseo, es calentura, es locura, es desastre. ¿Qué hago ahora que él no está? Claro, trascender con lo que hago, con lo que me gusta, con la carrera, con todo por lo que he luchado, con ese esfuerzo que me ha costado muy caro, pero que vale la pena. Yo sé que tú no crees eso, pero yo tengo fe en que se cumpla. ¿Me ayudas, me aconsejas, me apoyas, me abrazas, me besas, me acoges en tus aposentos?

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