La lectura
es un hábito maravilloso. Impulsa la creatividad y la imaginación. Transporta
la mente del lector hacia una época y momentos determinados, promueve el
aprendizaje, le permite consultar información, hace que perciba el mundo de
otra manera, entre muchas otras ventajas.
Gracias a
la lectura, se pueden obtener conocimientos diversos y generar temas de
conversación a partir de ellos. Para lograrlo, recomiendo el ensayo Saber de libros sin leer del británico
Henry Hitchings, en el cual analiza, sintetiza y destaca la importancia de algunos
autores clásicos de novela, filosofía, poesía, obras de teatro, cuentos e
incluso textos religiosos como La Biblia
y El Corán. Este ensayo es uno de tantos
que, además de ayudar a generar temas de conversación sobre lectura, puede
darnos una noción de la literatura y poder decidir en qué obra, autor, tema o
género vale la pena profundizar.
Otro
ensayo de este estilo es Libros, todo lo
que hay que leer de Christiane
Zschirnt en el que recomienda obras de distintos temas como economía, política,
amor, sexo, así como clásicos de la literatura como La Celestina, Lazarillo de Tormes o Pedro Páramo, por mencionar
algunos. Hay otra compilación llamada 1001
libros que leer antes de morir de Peter Boxall, donde se hallan títulos de
obras literarias clásicas, que en su mayoría ya han sido adaptadas al cine.
Gracias a
estas compilaciones, es posible adquirir una idea de los libros que han
sobresalido y tal vez a partir de ahí decidir cuáles leer, de qué género y
tema.
Ya que tomó
la decisión de comenzar con el hábito de la lectura, el siguiente paso es
entrar a una biblioteca o librería y buscar lecturas de su interés. Si prefiere
hacer este proceso en un medio electrónico, es posible encontrar algunos textos
en Internet y muchos de ellos son gratuitos. Si no sabe por dónde empezar o qué
leer, siempre existen listas de novedades y recomendaciones.
Una vez
que eligió el libro, es turno de escoger el lugar y el momento para leerlo.
Puede ser antes de dormir, en el transporte público, en una sala de espera, en
el baño o en cualquier lugar. En cuanto al contenido de los libros, habrá
aquéllos que merezcan leerse de principio a fin y otros que sólo sirvan de
consulta esporádica. Se vale saltarse páginas, interrumpir la lectura de un
libro para leer otro o abandonar un libro porque no superó las expectativas. El
objetivo es encontrar lecturas que sean atractivas, provechosas, de gran
interés y al gusto del lector. Es importante tomar en cuenta que, nunca es
tarde para convertirse en lector habitual y si así lo desea, siempre hallará un
espacio para leer.
Citando a
Henry Hitchings, “Es fácil descuidar u olvidarse de la lectura cuando nos
encontramos absortos en asuntos que guardan relación con nuestra salud,
nuestras responsabilidades con respecto a la familia y las amistades, o
nuestros trabajos, nuestro hogar y nuestra economía”. Lo cierto es, que
independientemente de las actividades y ocupaciones cotidianas, cuando
realmente se tiene el hábito de la lectura, se procura mantenerlo a pesar de
todo. Incursionar en el mundo de la lectura tiene muchas ventajas y puede
convertirse en una gran fuente de entretenimiento y placer. Un hábito
enriquecedor para toda la vida.
Este texto de mi autoría también fue publicado en: http://216.97.33.28/notas.asp?id=72984
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