Hace algunos meses se cumplieron 20 años de la muerte de Diana Frances Spencer, mejor conocida como Diana de Gales, Princesa Diana o simplemente Lady Di, quien fue una figura emblemática, humanitaria y la celebridad de la realeza más famosa; prueba de ello está lo mucho que los paparazzi la perseguían e invadían su privacidad en todo momento.
La británica Sarah Bradford escribió una gran biografía, muy completa, incluso con fotografías y una investigación sumamente exhaustiva, incluyendo información de la biografía oficial de Andrew Morton, a quien Diana acudió a principios de los 90 para platicar su vida, revelar sus secretos y que fueran plasmados en un libro, lo cual fue un tremendo escándalo para la realeza.
Diana Frances Spencer nació en Sandringham, Reino Unido, el 1 de julio de 1961. Desde su infancia sufrió el divorcio de sus padres y luego la pena que ambos encontraran pareja y se desentiendieran un poco de su hija. Aun así, a ella siempre se le veía sonriente, dulce y relajada; podía aparentar una gran felicidad y hacer sentir bien a las personas con las que conviviera, especialmente las más desfavorecidas (enfermos de VIH por ejemplo), y por supuesto de muchos ciudadanos ingleses. A todos se les acercaba con toda confianza; los saludaba y establecía contacto físico con ellos, algo que nunca antes se había visto que hiciera algún miembro de la realeza. Es increíble además cómo obtenía más bondad y afecto de personas que no fueran su familia y del público en general, que de su propia familia (exceptuando a sus hijos) e incluso de los miembros de la realeza. Ella siempre soñó con tener un príncipe azul como en los cuentos de hadas e irónicamente aunque haya sido una princesa, su matrimonio y muchos aspectos de su vida, no fueron así. Sufrió de bulimia, anorexia e intentos de suicidio. Incluso se identificaba con Marilyn Monroe, a quien Elton John le dedicó la canción "Candle in the Wind" (Goodbye, Norma Jean...) y que decidió dedicarla también a Diana en su funeral. Tanto Marilyn como Diana fallecieron a los 36 años.
Lady Di sufrió también una gran indiferencia por parte del príncipe Carlos, quien siempre estuvo enamorado de Camilla Parker, pero al no ser una mujer con la que le conviniese casarse en esos momentos, Diana resultó ser el mejor partido, y la desposó cuando ella tenía 19 años. Camilla, por cierto, se casó con Andrew Parker a quien le fue infiel con Carlos, lo cual se reveló en la novela de Andrew Morton y provocó el divorcio, no solo de Diana y Carlos, sino también de Camilla y Andrew.
Por otro lado, los momentos más felices de Diana eran con sus hijos. Se dice que ella fue una excelente madre y procuraba que Guillermo y Enrique tuvieran una vida normal, que fueran a la escuela, que tuvieran amigos fuera de la realeza, que hicieran obras de caridad, que fueran sensibles a los conflictos mundiales... e hizo un gran trabajo, ya que ambos han hecho obras altruistas, e incluso las jóvenes que eligieron como esposas han roto los paradigmas de la nobleza real; así que, dentro de lo que cabe, han tenido una vida con las bases que su madre les dejó.
Diana de Gales procuró adaptarse a su nuevo estilo de vida, aprendió a hablar con la prensa y siempre lucía elegante y con estilo. El año pasado, el Palacio de Kensington, en Londres, expuso sus iconicos vestidos, que fueron gran referente en la moda.
La amiga más cercana de Diana, fue Lucía Flecha de Lima, esposa del embajador de Brasil en el Reino Unido, con quien continuó su amistad incluso cuando ella se fue a Estados Unidos. Flecha de Lima fue su gran confidente y supo sobre las pocas relaciones que tuvo Diana mientras intentaba consolarse por la indiferencia de Carlos. Dodi Al Fayed fue el último amorío que la princesa tuvo y con quien sufrió el desafortunado accidente que les arrebató la vida el 30 de agosto de 1997.
En el funeral, Charles Spencer dio un discurso muy conmovedor sobre su hermana, en el que mencionó que era un ejemplo de compasión, deber, estilo y belleza (Compassion, duty, style, beauty)
A pesar de los 11 años que yo tenía cuando ella falleció en aquel trágico accidente, yo la recuerdo muy bien, por la cobertura que tuvo en la TV y las múltiples apariciones en revistas, especialmente en Hola!
En fin, la historia de la realeza es uno de los temas que más me apasionan y sin duda podría extenderme más y contar más, pero resulta más enriquecedor sumergirse en su vida a través de este ensayo de Sarah Bradford, quien hizo un trabajo verdaderamente sensacional, que da un panorama muy amplio sobre la vida de la Princesa Diana, incluso más allá de lo típico que siempre se había comentado de ella. Definitivamente un libro muy recomendable para los amantes de la realeza británica.
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