Supongo que si estás leyendo esta reseña, es porque has seguido la trilogía, ya sea en libros o en las películas de Netflix y no te importará toparte con algunos spoilers.
La adolescencia no solamente es época de rebeldía para algunos (como en el caso de Chris, la amiga de Lara Jean) sino también de aprendizaje de otras personas, especialmente más grandes, como le ocurre a la protagonista con el personaje de Stormy, cuando hace su servicio social en el asilo de ancianos. Lara Jean se enfrenta a otro pequeño dilema, pero ya no con el impacto como en el de la primera novela; aquí ya resulta forzado. En cuanto a lo rescatable... tal vez temas como la confianza que uno forja en las relaciones amorosas, la fijación con las exparejas, las examigas, la nostalgia y los corazones rotos.
En fin, en comparación con el libro, en la película, de 2020, los
sucesos transcurren demasiado rápido; es muy rosa, le falta chispa y el guion
resulta demasiado pobre. ¿Será que influye que está dirigida por alguien
más? Ahora fue el turno de Michael Fimognari quien le dio un toque
completamente distinto y tal vez no le importó dar continuidad.
La cinta muestra una gran inconsistencia en el personaje de John Ambrose, un chico central en esta historia: en la anterior, lo personificó Jordan Burtchett y su físico resulta muy atinado a cómo es descrito en el
libro y ya en esta segunda entrega, donde tiene más protagonismo, eligen a Jordan Fisher,
un actor completamente diferente y sin relación con el físico del
anterior, ¡como si nadie nos fuéramos a dar cuenta! O como si se nos fuera a olvidar, sobre todo cuando la aparición de John en la primera cinta lo muestran como un teaser para generar expectativa de su participación en la cinta siguiente y bueno, el resultado es bastante claro. Mal ahí. Si quieren hacer o mostrar contenidos con diversas etnias, vale la pena que sean versiones originales escritas directamente para la pantalla o bien, basadas en libros que así lo describan y no forzar la adaptación aunque no tenga sentido y solamente para ser políticamente correctos.
En fin, debido a que el primer libro fue grandioso, tenía yo, de manera natural y por ser de la misma autora, muchas expectativas para el libro 2 y por ende, para la película. El segundo libro se apegó al dicho de "las segundas partes nunca fueron buenas". De la cinta ni se diga.
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