25 de Noviembre: Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

La Eliminación de la Violencia contra la Mujer no es una tarea fácil. Todo comienza desde la cultura y educación de la familia, la primera escuela. Desafortunadamente, la mayoría de la violencia viene de los hombres hacia las mujeres. Si se educa inconscientemente al hombre desde una edad temprana a tratar a la mujer como un ser inferior, a ser violento y a maltratar física o verbalmente a las mujeres que le rodean (madre, hermana, abuela, vecina, compañera) cuando llegue a la edad adulta, seguirá maltratando y siendo violento también con su pareja e hijas. De la misma manera, si este hombre tiene hijos varones, ellos aprenderán a maltratar a las mujeres, porque él será el ejemplo a seguir y ellos no lo verán como algo malo. Muchos hombres no sólo se conforman con la violencia doméstica, sino también en el trabajo y otros círculos en los que participe. Por otro lado, muchas mujeres aceptan su condición de inferioridad y tal vez soportar los maltratos, por miedo a ser abandonadas o ser dañadas de alguna otra manera. Así se hace un círculo vicioso, que es básicamente lo que origina la violencia y el maltrato hacia la mujer. 

Por estas razones, apoyo firmemente a que no sólo se les brinde terapia y rehabilitación a las mujeres que han sido golpeadas, abusadas sexualmente y maltratas física y emocionalmente, sino también a los hombres violentos y abusadores. Normalmente, estos hombres acarrean traumas desde su infancia, ya sea por falta de afecto de la madre, maltrato en el seno familiar o conductas aprendidas. Si a estos hombres se les brinda una rehabilitación y atención psicológica que los ayude a superar esos traumas, es probable que aprendan a respetar a la mujer y a no ser violentos y recurrir al maltrato para descargar esos traumas. De esta manera, la mujer al regresar rehabilitada a casa, no vuelve al mismo círculo vicioso de maltrato, en el escenario ideal que el hombre también hubiese sido rehabilitado. Es una alternativa que ya se está aplicando en México y ha dado resultados en varias familias mexicanas. 

En conclusión, es importante rehabilitar tanto al agresor como a la víctima. La violencia comienza en la familia y desde la infancia. La educación que se brinde en la familia, casas hogares y albergues es crucial para el desarrollo de la persona.  Por eso hay que pugnar por el desarrollo íntegro en los niños y jóvenes y poner atención en su educación, rehabilitación y terapias psicológicas en caso de traumas para que después puedan respetar y hacerse respetar. Esta sería una forma de evitar el maltrato y la violencia.