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AL OTRO EXTREMO DE LA CORREA

 


Hay múltiples libros sobre perros, su educación, entrenamiento y mucho más… pero éste me pareció genial y sumamente útil.

Está escrito en primera persona por la zoóloga Patricia B. McConnell, que invita a conocer y a entender más sobre el universo de los perros y su punto de vista ante situaciones diversas.

Su forma de narrar es agradable, con un lenguaje sencillo y coloquial, lo que lo hace una lectura muy amena, y aborda, además, temas diversos, de los cuales me gustaría rescatar algunos puntos: desde entender que todos los perros tienen diferente personalidad, independientemente si son de la misma raza y que esa personalidad depende de su entorno y de sus genes, así como es con los humanos. Un perro de una raza determinada no necesariamente es idéntico a otro que también sea de esa raza. Perros de la misma raza pueden compartir características en común, pero tienen rasgos propios de personalidad. Uno puede ser dulce, sumiso y dócil, mientras que otro puede ser testarudo, alegre y seguro de sí mismo. La clave es no generalizar al perro por la raza a la que pertenece, sino identificar los rasgos de personalidad de cada uno.

De igual manera, entre ellos puede o no haber química, igual que como ocurre entre las relaciones entre humanos. También existen jerarquías sociales: Hay que observar la posición que ocupan los perros, especialmente si conviven frecuentemente con otros.  El individuo “alfa” o dominante, camina erguido, estirando el cuerpo hacia arriba y con la cabeza en alto. El “beta” buscador de estatus, siempre compite por el poder y por una oportunidad para mejorar su posición. El “omega” es el excluido de la competencia; baja la cabeza y la cola y normalmente, es el de menor edad.

Es vital, además, que socialice desde cachorro y que tenga vínculos sociales con humanos entre las primeras cinco y doce semanas de vida.También es primordial que pase tiempo con desconocidos, tanto humanos como perros, esto ayudará a que sea menos temeroso y tenga más confianza en la convivencia. Esta interacción no incluye necesariamente contacto físico, sino simplemente estar físicamente próximo a otros. Hay que tomar en cuenta la personalidad propia del perro, ya que algunos, por naturaleza, son más sociables que otros. Será más fácil, por ejemplo, la socialización con un Labrador que con un Rottweiler, por ejemplo.

Además, hay que tener siempre en consideración que el perro no será el mismo en todos los contextos. En su comportamiento interactúan elementos como antecedentes genéticos, fisiología hormonal y química cerebral. También hay que considerar los efectos de la primera fase del desarrollo y el aprendizaje con la familia humana, por ello, lo mencionado anteriormente sobre la socialización desde pequeño. Un punto súper importante a tomar en cuenta es que aunque en casa y/o con conocidos se comporte de una manera, con desconocidos puede ser otra historia, igual depende del lugar de donde se encuentre, es posible que en la calle tenga cierta conducta y en casa tenga otra. La forma en la que se comporte varía en función del contexto y es necesario averiguar su comportamiento en situaciones diversas.

En el entrenamiento resulta importante que aprenda a tolerar la frustración. Hay que poner límites, rutinas, horarios y momentos para actividades como jugar, comer o salir a pasear. Enseñarle independencia y aceptación de que no siempre conseguirá lo que quiere, cuando quiere. Tomar en cuenta que necesita actividad para no aburrirse, así que los mimos en exceso no la sustituirán. Esto significa que no hay que dejar atrás los paseos, el ejercicio, el juego y la estimulación, independientemente de todos los apapachos. En esta categoría de juegos, hay que evitar las “luchas” o juegos bruscos, ya que alguno de los dos, especialmente el humano, puede resultar lastimado. En conclusión, aprender a tolerar la frustración ayudará a que no se muestre agresivo, caprichoso y/o impertinente. También es importante aprender a interrumpir conductas inapropiadas, sin lastimarlo. Basta que hagas un ruido, chasqueando la lengua, dando un golpe en algún mueble, dejando caer un libro, etc. Cuando el perro deje de hacer la actividad, oriéntalo para que haga lo que quieras que realice en ese instante. Puedes darle un juguete especial para mordisquear, algo de comida o atraerlo hacia otra actividad, así no agarrará cualquier objeto prohibido que pueda dañar. La clave es detener su conducta en el momento, tener paciencia e insistir hasta que deje de hacerlo. Sin duda, esta virtud es clave en todo adiestramiento. Al realizar este proceso, hay que premiarlo en el momento, por ejemplo, cuando vaya al exterior al baño, justo cuando salga y no cuando regresa.

Resulta relevante tomar en cuenta, además, que nuestro perro no es un juguete o accesorio. Hay que permitirle que disfrute de sus espacios, de su libertad y de sus actividades propias de perro. No distraerlo si está inmerso en alguna actividad con jugando, comiendo u olfateando. No siempre va a estar a nuestra disposición.

La autora destaca la importancia de que la comunicación no verbal juega un papel vital en la relación con los perros. No solamente hay que usar la voz con ellos, sino también los movimientos corporales con los que suelen aprender fácilmente. Hay que aprender a comunicarse de forma no verbal con ellos, en lugar de querer hacerlo siempre usando la voz. Procurar transmitir la imagen de un líder sereno y dueño de sí mismo, para que el perro ponga atención y confíe. Hablar poco con el perro y hacerlo con tonos suaves, para comunicar una sensación de paz interior y seguridad.

Es interesante también como los tonos de voz influyen mucho en su comportamiento. Por ejemplo, para que se acerque y que lo haga más deprisa, hay que usar sonidos de besos, batir de palmas y palabras cortas y repetidas. Para apaciguarlo, utilizar tonos bajos y graves de voz, y con intención firme para indicar autoridad. Para que el perro se acelere, se anime y su energía se estimule, utilizar tonos agudos. Evitar gritar, ya que se puede dar la impresión de que has perdido el control y transmitirás tu frustración. Los perros perciben la energía y el estado de ánimo del humano.

Recuerda que en toda comunicación con tu perro, lo más importante es tu actitud y la intención de tus palabras. En resumen, entienden mejor la comunicación no verbal.

El tema del olfato destaca en los perros y es interesante aprender datos como que tienen aproximadamente 220 millones de receptores de olores, mientras que los humanos tenemos 5 millones. Poseen un bulbo olfativo en el cerebro que es proporcionalmente cuatro veces mayor que el nuestro. Además de seguir el rastro de humanos, también se ha demostrado que pueden detectar algunas enfermedades. El olfato es su instrumento principal para asociar olores con personas determinadas; situaciones, recuerdos y más.  

Para acariciarlo, también es importante tener ciertas consideraciones. Hay que tener confianza con él e indagar si le interesa mucho o no ser acariciado. Cuando el perro está muy concentrado u ocupado, prefiere que no se le interrumpa para acariciarlo. Para intentar calmar a un perro, es importante masajearlo con caricias largas y lentas.  Finalmente, un gran beneficio para nosotros los humanos, es que las caricias hacia un perro nos ayudan a relajarnos y a disminuir la presión sanguínea.

Además de cuestiones de entrenamiento y de tips para entender más a los perros, también maneja temas difíciles, desde su propia experiencia, por ejemplo, de pérdida, cuando hay que buscarle otro hogar por diversas circunstancias, que aunque sea una decisión difícil, lo más importante es que él pueda vivir feliz, con cuidados, atención y cariño. De la misma forma, menciona la pérdida por fallecimiento, en el cual mencionó el ejemplo de su perra Misty y con el cual me sentí muy identificada por la similitud con mi perra Gema, que falleció justamente en vísperas de que estaba leyendo este libro.

Detrás de todos sus apuntes, hay una profunda investigación y comparaciones con conductas de otros animales, así como referencias a estudios de británicos de Jane Goodall (experta en primates), Charles Darwin (expero en evolución y origen de las especies) entre otros científicos. Hace también referencias a otros libros sobre perros y a otros escritos por ella misma que nos ayudan a entender y traducir el lenguaje canino.

En conclusión, es un libro sumamente útil, recomendable, no solamente para adiestradores, sino también para dueños de perros que quieren ir más allá, evitar malentendidos y mejorar la relación con su mejor amigo.


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