Este libro
es un clásico, con numerosas ventas, escrito en 2005 y de esos que hubiera
ignorado a juzgarlo únicamente por la portada (recordé la frase “No juzgues a
un libro por su portada”), porque no es del tipo de libros que suelo leer, pero
ya que intento leer variado en géneros y en atención a una recomendación, le
quise dar una oportunidad.
El
resultado fue una sorpresa. Es un libro para mejorar tu relación con el dinero,
con una estructura amigable, que incluye, no solamente experiencias del autor
canadiense, sino también principios de riqueza para dejarlos ancladas en la mente,
un proceso que incluye conciencia, comprensión, disociación y declaración, así
como testimonios de los que han asistido a sus seminarios y la manera en la que
han mejorado su situación financiera. Al final de cada capítulo, incluye
ejercicios de acción, para que no solamente se queda en la teoría, sino que se
lleven a la práctica, lo que nos recuerda la importancia también de no
solamente leer un libro y hablar de lo que leíste, sino también practicarlo, y
este ensayo tiene muchos puntos para tener en cuenta y actuar pese a los miedos
y las incomodidades. Sin duda, todo es incómodo al principio, pero será más
cómodo y crecerás en la medida en la que te vayas acostumbrando al nuevo hábito.
Este es un principio de riqueza muy valioso que maneja el autor: “Si estás
dispuesto a hacer solo lo que sea fácil, la vida será dura. Pero si estás
dispuesto a hacer lo que sea duro, la vida será fácil”
Uno
creería que es un texto complejo o superficial sobre números, finanzas,
inversiones, ahorro al por mayor, cuando en realidad maneja más de psicología:
aborda patrones que tenemos sobre el dinero de generaciones atrás, de cómo
fuimos criados y de lo que observábamos en casa, la manera en la que se
utilizaba el dinero, en lo que se gastaba, en lo que no… lo que genera muchos
puntos para reflexionar y entender, en retrospectiva, la conducta actual que
cada uno tenemos sobre el dinero. Frases como “No tenemos dinero o no tenemos
liquidez”, que se oyen en la familia y pueden influir en el comportamiento
posterior de la persona, o el “Ah, tú eres muy ahorrativa”, a manera de
sorpresa y no como una virtud. Esto menciona el autor en alguna de sus páginas:
“Para aumentar tu riqueza tienes que ganar más o vivir con menos”. Mucho
depende de lo que uno valore y las elecciones que uno tome en su vida con
relación al dinero.
Así que
es un libro para encontrar el equilibro en las finanzas personales y que se
adapte a nuestras necesidades, y también sobre pequeños hábitos, no solamente
de administración, sino de forma de pensar, finalmente, cómo crear una mente millonaria.
Salir de la zona de confort, explotar nuestras capacidades al máximo para poder
generar dinero y compartir nuestros talentos con el mundo. Centrarse en
oportunidades y no en obstáculos. Actualmente, vivimos en tiempos cambiantes
y de mucha incertidumbre en los que la disposición y la exploración de nuestras
fortalezas, nos ayudarán a sobrellevarlos.
En la
conclusión del libro se incluyen unos preceptos que vale la pena rescatar. Hay
que observar los pensamientos que tienes y ver si contribuyen a tu felicidad y
a tu éxito o no, con la intención de abrigar únicamente pensamientos
estimuladores y anular los no estimuladores. Con el pensamiento de poder todo
es neutro, nada tiene significado excepto el que nosotros le damos. La mente se
inventa relatos increíbles basados en dramas y desastres de situaciones que
jamás han ocurrido y probablemente nunca ocurrirán. En resumen, hay que
aprender a mandar a la mente y entrenarla para que trabaje para ti en lugar de
contra ti.
En las
últimas páginas, Eker asevera lo siguiente: “La felicidad no proviene de vivir
una vida con poco entusiasmo, preguntándose siempre qué podría haber sido. La
felicidad viene como consecuencia de hallarnos en nuestro estado natural de crecimiento
y vivir de acuerdo con nuestro máximo potencial”.
Es un
libro muy recomendable y con lecciones muy valiosas para poner en práctica y
cambiarnos el chip en referencia a asuntos de dinero y a nuestro beneficio, sin
duda alguna.
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