No cabe duda que a la Academia le gusta nominar películas que se enfocan en el dinero y resaltan algún rasgo, vivencia o particularidad de la sociedad estadounidense.
Lo hizo ya con las de los hermanos Coen como Fargo en 1996, Sin lugar para los débiles (No Country for Old Men, 2008) y Temple de Acero (True Grit, 2010); luego con la de Alexander Payne, Nebraska, una joya de película realizada en 2013 y esta vez con Enemigo de Todos (Hell or High Water, 2016).
Con la premisa "La justicia no es un crimen", esta película se ubica al Oeste de Texas (aunque es filmada en Nuevo México), y se centra en dos hermanos, Tanner y Toby Howard, interpretados por Ben Foster y Chris Pine, que deciden hacer cualquier cosa por conseguir un objetivo familiar, sin importar lo que cueste. Marcus Hamilton y su compañero Alberto Parker se encargan de investigar el caso y vigilan los alrededores con la intención de capturarlos, dando como resultado un interesante filme costumbrista, emocionante, con buen ritmo, acción, persecución, asesinatos, robo de bancos y un guión ingenioso, el cual lo debemos a Taylor Sheridan, quien también escribió Sicario y es además el primer trabajo destacado del director escocés David Mackenzie.
Nominada a tres globos de oro y a cuatro premios Óscar: Mejor Película, Mejor Actor de Reparto, Mejor Guión Original y Mejor Edición.
Esta reseña de mi autoría también fue publicada en:
https://www.facebook.com/pelifanatica/
Comentarios